Corazón de
grillo arrinconado, te derivás a esta casa, con estas paredes, estos muebles y
azulejos que de vos, no dicen nada.
Un intermitente enigma resonante se encuentra con mis oídos. No puedo dormirme si estás
ahí queriéndome contar vaya a saber qué cosa.
Creo que te
voy sacar con la escoba, porque no te entiendo y me siento tan limitada. La violencia
de las cerdas de plástico quizás te arañen la piel y te mueras, sin saber que
deteste tu bullicio, pero al menos te escribí unas líneas.
Tendrías que ser sigiloso, pero no, cada cual es un poco como quiere, un poco como puede, y un
poco como debe.
Por eso,
distintivamente, una cosa es un corazón, otra un grillo, y otra un rincón.