miércoles, 14 de febrero de 2018

Un poema como diario

La pava oxidada que dejé en la ventana
es potencial maceta el helecho ya lo es 
en su función de planta que no hace nada 
y necesito 

creo que nadie pensó en mi
y que me esfuerzo demasiado
por no tener que olvidar.
Entonces miro esas virutas como
espinas en el techo.
Vos habías dicho indirectamente
que ibas a escribirme cuando tal cosa pasara

escribo sobre las cosas que pasan.

Compré liquido limpiavidrios
y llamé al objeto por su nombre: atomizador.
Usé dos lentes superpuestos  
Importa que los cristales estén nítidos,
desde adentro y desde afuera
ver preciso.

Mirándome al espejo me pregunté
unos asuntos invisibles tristes.
leí que los cartílagos continúan creciendo
no voy nunca a hacerme una cirugía de nariz 
porque me da miedo que raro temer yo

Abrí dos ventanas y lamenté
esas cortinas verdes que no pueden
ser corridas.

Lamento lo potencial,
que se vuelve pantano o tardío,
cuando tiene condición de ser.

Por las veredas del centro
transité un camino a ningún hogar,
pero acá a la vuelta vive el altillo
con su recuerdo,
enmarcado y vidrioso
banquitos y microondas
la alfombra del baño
la membrana derretida de la terraza 
la pileta de mármol 
el susto que me dio verte parada en una silla, 
nombres de las cosas mudas graban 
discan ese sitio dónde para siempre
permanece ese reflejo 

pero hoy ahora que es un día de estos
que van en suma
que son los más 
escuchó decir es una fecha comercial e igual me pica
tengo que mezclarlo todo para que llame la atención
si total parece que nadie me ve y es absurdo porque me siento linda todavía 
linda y pobre