lunes, 1 de febrero de 2016

Onírico

Son libélulas huérfanas en la adversidad. Insectos que ignoran los satélites y juegan revoltosos en la estepa, lejana y altiva, por la frontera natal de los sortilegios.
Despegan un vuelo de alas emparchadas, donde una estela los impulsa a intermitentes eventos de veneno y aplausos, de cadenas y azúcar. Nada les quita lo sutil de ser bellos, lo peligroso de ser libres, lo profundo de la intemperie.
Revolotean huyendo de lentes embotelladas, de espinas del azar. Deshilachando delgadas líneas ilícitas, para colapsar la ceremonia del caos, a fin de desbordar la inocencia por el abismo.
Pero solo es un desliz de bichos taciturnos, que no saben de psicólogos ni fármacos, que no saben de lágrimas ni helado, que no saben de canciones ni plazas.
Y se deleitan en el horizonte sediento de albas, extasiados de incógnitas, a enceguecerse con la espera de una luz que los humanice.
Y retornan por un andén de cicatrices, personitas tristes, que divagan por jardines imposibles y desiertos gratuitos, sin más consuelo que el silencio de sus huesos.
(Se arrepintieron de no haber sabido que preferían no saber) 

6 comentarios:

  1. Nadie esta huérfano de vida mi querida Julia, todos tenemos una meta a seguir, aunque a veces no veamos claro el camino, esta delante nuestro esperando ser recorrido. Abre tus alas y mira la vida con esperanza y llenate de todo lo bello que hay a tu alrededor.
    Besos

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  2. Give me time to metabolize these beautiful verses and after I want to express words definitely. :)

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  3. Las imágenes y la fuerza que evoca este texto es sorprendente, más allá de que el mensaje está expresado de manera onírica, tiene una traducción desgarradoramente real.
    Saludos.
    GG

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  4. Los insectos, como es sabido "social", que se encuentran vagando sin rumbo, sin ayuda médica. Buscan la luz, encontrar el silencio.

    Gracias a estas emociones.


    P.S. Soy italiano y yo uso el traductor, perdóname.

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  5. Es un cuadro surrealista lleno de matices ensoñadores.

    Mil besitos, preciosa.

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  6. Hay el horizonte, que no es sino la frontera. Y en ese instante, en ese punctum, toda cicatriz derrama su lumbre. Y el goce. Gracias, Julia! Nos leemos!

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