domingo, 17 de enero de 2016

Palitos de la selva

Suena el despertador. Fulana se levanta y empieza a vestirse. Mengano la observa, un poco doliente porque sabe que pronto ella cruzará la puerta para irse.

Erase una hora insolente en tu sien, sondando un punto irreverente preparado para la fuga. Erase el tic-tac más cruel del mundo, un vil transcurrir hacia la nada.

Fulana cepilla su pelo.

Quedate un ratito más. Prometo guardar mi lirismo en una alcancía.

Fulana está agachada buscando sus aritos de perla por el suelo.

Y después vamos a comprar caramelos, de esos que traen adivinanzas.

Fulana guarda algunas pertenencias en su cartera.

Te gustan esos caramelos con esas adivinanzas que siempre son las mismas, y no te gustan mis maneras de expresarte lo que siento, que siempre son diferentes.

Fulana abre la puerta y se voltea para mirarlo, seria.

¿Qué soy excesivamente dulce? ¿Eso me querés decir? Pero yo… ¡yo no produzco caries!


La moraleja queda a cargo del lector

5 comentarios:

  1. Hay persona que las palabras muy dulces no las toleran prefieren susurros simples y escasos y palabras que lleven esa parte dulce.
    Besos

    ResponderEliminar
  2. Está muy clara la moraleja... cuando ya no llueve dulzura... es cuando se echa de menos... allá cada cuál con las manías y los desaires a la forma de expresar los sentimientos.

    Mil besitos, Rosario.

    ResponderEliminar
  3. La moraleja que saco yo es que ella está tarada y es carne de psicólogo. Hay mujeres que reaccionan mejor a un "puta" que a las buenas palabras, porque están acostumbradas al lenguaje tóxico, y por lo menos saben cómo reaccionar. También se me ocurre que el tal Mengano es el amante y lo de los caramelos es un ataque indirecto a la vida que elige Fulana cada vez que se va.

    ResponderEliminar
  4. La poética no debe salir de su contexto, sino queda un tanto ridiculizada. Ademas la dulzura en exceso empalaga. Entiendo y comparto la actitud de Fulana.

    ResponderEliminar
  5. Tal vez sea un poco exagerado el lenguaje, pero la también lo es la reacción de ella.

    ResponderEliminar